Una buena para el campo: volvieron las lluvias

Junín y la denominada zona Núcleo recibió lluvias muy esperadas, marcando el comienzo de un cambio climático crucial para la soja y el maíz. De una campaña récord, a un cúmulo de dudas por la extensa ola de calor.

POR JOSÉ LUIS AMADO –PERIODISTA AGROPECUARIO- EXCLUSIVO PARA GRUPO LA VERDAD

La cantidad de lluvia que caiga en estos días será determinante para la recuperación y el rendimiento de los cultivos.

Si bien las precipitaciones se dieron de forma poco homogénea, la variabilidad de las lluvias no opaca la importancia de este evento climático. Ocurre que este es un momento clave para los productores, para los pueblos y para la Argentina, porque se están determinando los rindes de la actual campaña de granos gruesos.

Hay que tener en cuenta que la soja de primera, en particular, ha sufrido debido a una ola de calor prolongada e intensa que ha afectado etapas cruciales de su desarrollo. La cantidad de lluvia que caiga en estos días será concluyente para la recuperación y el rendimiento de este cultivo.

La seca

Distintos medios y periodistas agro, veníamos anticipando que la fuerte ola de calor estaba impactando en el normal desarrollo de los cultivos. Lo cierto es que, esa ola de calor, duró unos 20 días ininterrumpidos de calor extremo.

Esta situación generó en una amplia zona de la pampa húmeda el desmejoramiento de la condición de los cultivos, que pasó de amarillamientos de hojas a la muerte de plantas o a punto de perecer. Bastaron solo 15 días para que la región pase de tener reservas óptimas en el 60% del área a sequía en el 47% del área.

Es más, en los últimos 7 días, la condición de la soja de segunda se desplomó: desaparecieron los cuadros excelentes, los cuadros regulares a malos aumentaron un 33% totalizando 500.000 hectáreas de las que se restan 100.000 hectáreas que se dan perdidas por síntomas de estrés irreversibles.

De todas formas, y antes de estas lluvias, permanecián en estado bueno el 40% del área y otro 10% bajo condiciones muy buenas. La soja de segunda, dado que se siembra después del trigo, es el cultivo más vulnerable ante este estrés termohídrico, pero también el que más fácil se recupera.

Una buena

Las previsiones indican que, a principios de la próxima semana, se esperan más lluvias, acompañadas de una probable caída en las temperaturas hacia mediados de semana. Este cambio viene como un alivio muy necesario para la región y sus productores.

Dicen quienes conocen de fisiología vegetal, que la diferencia más importante entre la campaña 2023 y la actual 2024, es que en la anterior se sembró la soja directamente sin humedad en los suelos, en cambio en esta el suelo tenía algo de reserva. Luego hubo una lluvia generalizada a mediados de diciembre, que si bien fue dispar, aportó entre 60 y 70 milímetros. Hasta ahí se mantuvo el perfil del suelo en muy buena condición. Pero después dejó de llover y las temperaturas aumentaron de forma considerable. Y si bien a mediados de enero cayó una leve lluvia, a causa de una ola de calor intenso, los cultivos empezaron a desmejorar rápidamente.

En este marco, las lluvias del pasado viernes ofrecieron un alivio a los cultivos de Junín que venían castigados por fuerte soles y escases de agua en el perfil.

Lo que sí hay que remarcar, es que hay incógnita sobre los rindes, porque si bien esta lluvia es bienvenida, las últimas dos semanas resultaron un gran golpe a los cultivos de verano, especialmente la soja de primera. Aquella que se siembra a principios de noviembre, y que en este momento está en pleno periodo crítico de fijación de rinde.

Es por esto, que todo es dependiente del lugar en dónde está ubicado el campo y el acceso a la humedad de la napa que puedan tener las raíces de la planta. Algunas sojas se recuperarán rápidamente y esto será un mal recuerdo; otras, en cambio, no lo podrán hacer y este 2024 se sumará a otra mala campaña.

En cuanto al maíz, la Bolsa de Rosario destaca que “En este momento el 60% del maíz tardío está bueno, 30% muy bueno y el 10% de regular a malo. Son 51.000 hectáreas las más comprometidas. El resto, 459.000 aún se conservan en buena y muy buenas condición”. En cuanto a la zona de Junín, muchos cuadros lamentablemente no llegaron a cubrir la demanda del cultivo y este se secó anticipadamente.

A principios de enero, diferentes entidades bursátiles pronosticaron una cosecha récord de granos que alcanzaría los 142,3 millones de toneladas y que las exportaciones agrícolas generarían US$ 34.500 millones. Veremos, pero hoy los productores dudan mucho llegar a esos números. “Mientras los políticos cuentan los granos antes de la cosecha, siempre y con mucha cautela, los productores decimos que hasta que no se coseche no tenemos nada”, decía un productor días atrás.

Al margen de las especulaciones, esperemos que estas lluvias continúen y den por concluido un ciclo que ya debería haber culminado, pero que se resiste.

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