Aceite de girasol: ¿Qué rol puede jugar la Argentina?

La guerra entre Ucrania y Rusia además de las pérdidas humanas y materiales, también afecta a los mercados internacionales.

Al igual que Rusia, Ucrania es considerado el «granero» de Europa y abastece de cereales y aceite de girasol no sólo al continente sino a todo el mundo. Por el recorte de las exportaciones, sus precios se fueron por las nubes y ya se están provocando faltantes en las principales góndolas del mundo. ¿Cómo puede beneficiarse la Argentina?

Ucrania es el primer exportador de girasol y aceite de girasol del mundo. Además, es el segundo productor de cebada y cuarto exportador mundial. A su vez, es el tercer mayor productor y cuarto mayor exportador de maíz del mundo, el quinto de centeno y el octavo en exportaciones de trigo. En Europa, el recorte de las exportaciones provocó una gran faltante en las principales góndolas de supermercados. Un caso patente es el de España, donde ya se reportaron limitaciones para adquirir este producto no solamente por el recorte de las exportaciones sino a la compra de stock en grandes cantidades por miedo al desabastecimiento y el temor a un aumento errático en los precios.

Durante las últimas décadas, a nivel mundial se observó una marcada tendencia creciente en lo referente al consumo de aceites vegetales. Entre las campañas 2002/03 y 2021/22, el incremento proyectado en el consumo global es del 124%, destacándose los aumentos estimados para los aceites de palma (+186%), girasol (+172%), colza (+123%) y soja (102%). Al analizar la composición del consumo de este tipo de aceites, los de palma y soja son los de mayor peso, con un 34% y 27% del total. El aceite de girasol, con un 9% de participación, se ubica en 4º lugar, por debajo del de colza (13%). Estas estimaciones incluso son previas al conflicto armado y pertenecen a la Bolsa de Comercio de Bahía Blanca.

Como ya es conocido, la producción de aceite de girasol se concentra en la región del Mar Negro, siendo Ucrania y Rusia los principales países productores. Además, ambos son los mayores exportadores a nivel global, con el 50 y 28,5% respectivamente. Le siguen Turquía y la U.E. con el 5,6% y Argentina con el 4,7%.

El aceite de girasol en Argentina ha mostrado un comportamiento diferente a lo observado en términos globales. En el periodo comprendido entre los ciclos 2002/03 – 2021/22, es significativa la caída y posterior estancamiento de la producción de semilla de girasol y, por ende, de la producción y comercialización de su aceite.

Dentro de los factores causantes de la reducción en el área destinada a girasol -y de su impacto negativo en la producción y comercialización de aceite- se pueden mencionar: cambios en el esquema de derechos de exportación (tanto en semilla como en aceite), expansión de la frontera agrícola y aparición de condiciones favorables al desarrollo de otros cultivos (como soja) y el hecho de que los principales países competidores (Rusia y Ucrania) aumentaron significativamente la producción de semilla y la capacidad de procesamiento.

Si se analizan los destinos de las exportaciones nacionales, en línea con los cambios mundiales, países como India y China han aumentado su participación. Por otro lado, es de destacar el significativo aumento en los envíos hacia países latinoamericanos, tales como Chile y Brasil -quienes, a inicios del periodo analizado, prácticamente no registraban compras de aceite de girasol en Argentina-. Por el contrario, hay destinos que han reducido drásticamente su participación. Entre ellos se encuentra Europa, quien comenzando la década del 2000 era el principal destino de las exportaciones argentinas de aceite de girasol (con más del 55% de los envíos). Pero esto se revirtió y los envíos al continente europeo pasaron a representar menos del 6% del total. La principal causa fue la modificación de los Límites Máximos de Residuos aplicados por la UE.

A pesar de la pérdida de participación del girasol en relación con sus competidores de gruesa, la situación se mostró favorable a la hora de decidir los planteos de verano para el ciclo 2021/22. Los atractivos precios internacionales del aceite, junto con la mejora en los márgenes brutos al productor, fueron factores clave en el aumento de área a nivel nacional del 13,8%, hasta alcanzar las 1,65 millones de hectáreas.

¿Puede ser una oportunidad?

Con el comienzo de la guerra, el precio internacional del aceite de girasol saltó de u$s 1500 a u$s 1700, mientras que el FOB argentino pasó de u$s1385 a principios de febrero a u$s2000 ahora. Pero el precio de los aceites no sólo está afectado por la guerra sino también por la sequía de Sudamérica.

Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), la presente campaña de girasol 2021/22 que se encuentra en plena cosecha alcanzaría las 3,3 millones de toneladas, en sintonía con lo obtenido el ciclo pasado y con el promedio histórico de los últimos. De ese total, más del 90% se transformará en aceite, mientras que, posiblemente, unas 700.000 toneladas se exporten. El conflicto bélico puede beneficiar respecto a los precios y de esta manera aumentar la superficie sembrada para exportar. Pero para la industria, el fideicomiso al mercado interno traba esa oportunidad.

El fideicomiso se creó a través de un Acta Acuerdo firmada el 30 de diciembre de 2020 entre el sector y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca junto a Desarrollo Productivo. «Este fideicomiso se estableció para velar por el interés económico general mediante un sistema interno de compensaciones que permita estimular la libre competencia, garantizar el abastecimiento interno y asegurar precios justos y razonables para las y los consumidores», expresó el comunicado al mismo tiempo que señala que estará en vigencia hasta el 2023.

El fideicomiso representa un monto de u$s 190 millones anuales y está integrado por las personas humanas y físicas que operen en el mercado de la soja y el girasol, y se encuentren inscriptos en el Registro Único de la Cadena Agroalimentaria (RUCA). En cuanto a los productos sujetos a compensación se establecen los “Aceites Envasados” (son los aceites refinados comestibles destinados al mercado interno para consumo final y familiar en envases de hasta tres litros) y “Aceites Refinados” (de soja, girasol y/o sus mezclas). A través del texto publicado hoy, el volumen de aceites envasados que será objeto de las compensaciones es de 29 millones de litros por mes calendario, en una proporción mínima de ochenta por ciento (80%) de aceite puro de girasol. También dispone que el precio base de aceites envasados se ajuste de acuerdo a una fórmula durante la vigencia del fideicomiso.

En este sentido, pese a que desde la industria aceitera asegura que los altos precios no serán compensados por la vigencia del fideicomiso, será clave impulsar este producto para que la Argentina aproveche la oportunidad que se le presenta para colocar este «producto estrella» nuevamente en el mundo.

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