En Cuba el Estado puede y muchas veces impone qué, cuánto y cómo deben trabajar los productores, los cuales dependen totalmente del Gobierno, no solo para tener y mantener la tierra, sino para poder trabajarla, ya que el Estado es propietario universal y proveedor exclusivo de todo lo necesario para la agricultura.
POR JOSÉ LUIS AMADO -PERIODISTA AGROPECUARIO-
Desde el domingo pasado, Cuba ocupa todas las portadas de los distintos medios de comunicación del mundo. Los cubanos, ante la situación que atraviesa el país, se han rebelado y han salido a la calle a protestar contra una dictadura castrista que lleva más de 60 años presente en la isla.
Pero, tampoco se debe pasar por alto que parte del descontento, se debe también a la profunda crisis económica que atraviesa ese país. Es que la pandemia en Cuba, al igual que en el resto del mundo, no sólo ha costado miles de vidas humanas, sino que también ha destruido buena parte del tejido económico.
Al margen de esto, la crisis del sector agropecuario cubano no es nueva. El 14 de abril pasado, el gobierno destituyó al Ministro de Agricultura Gustavo Rodríguez Rollero, el cual fue sustituido por el Ing. Agr. Ydael Pérez Brito. Muchos productores cubanos opinaron en las redes sociales que Rodríguez Rollero fue destituido para «echarle la culpa del desastre agrícola» y «la falta de libertad del campesino para producir y comercializar». Hay que tener en cuenta que aún se usan los bueyes para cultivar.
El sector agropecuario
Según datos oficiales, en la isla hay más de 10.400.000 hectáreas de tierra, de las que son cultivables 6.400.000, el 58% del total. No obstante, hoy solo se cultivan 3.120.000, el 49% de esa cifra, y solo el 7% de los cultivos están bajo riego.
De las hectáreas cultivadas, 4.600.000, el 73%, tienen propiedad cooperativa y privada, mientras que bajo explotación estatal hay 1.700.000, el 27%. Por otra parte, el 77% de la ganadería en Cuba está en manos de productores privados.
Los tamberos
Los tamberos cubanos no pueden disponer de las crías de las vacas. Aunque hace tres meses se determinó que se le pagará mejor la leche al productor que cumpla el riguroso plan de aumentar la producción. Por ese coeficiente de aumento de la producción lechera, el tambero podrá sacrificar para su propio uso un (1) macho al año.
Los criadores vacunos
Con el cambio del ministro de agricultura, Cuba presentó una serie de medidas para la producción ganadera. Por ejemplo el que indica que se puede disponer de un (1) animal de cada tres de incremento en su rebaño; o sea, si crece en tres, mata uno; si aumenta en seis, mata dos, si creció en nueve, mata tres, y así sucesivamente. Pero no todos los ganaderos podrán realizar dicha operación, pues para ello deben ser propietarios de la tierra.
Para recibir la autorización, el ganadero debe «estar acreditado y actualizado como tenente en el registro de la tierra y en el de control pecuario; además, cumplir los compromisos del encargo estatal establecidos en el contrato y mantener el crecimiento del rebaño total. Dice textualmente la norma: “el tenedor de ganado sin tierra no está autorizado a matar, si quiere, debe pedir tierra». Además, solo se puede disponer de los machos en categoría toro y de las hembras de desecho por estar no aptas para la reproducción.
Otro dato no menor es el que indica que «El productor puede comer carne, darle a un familiar si vive al lado, pero lo que no puede es vender en la casa; la parte que vaya a comercializar es en la red especializada aprobada por el Gobierno del municipio, cumpliendo las regulaciones sanitarias vigentes y a precio por acuerdo; también puede vender al Turismo, cadenas de tiendas y en el mercado», explicó el ministro Pérez Brito. Todo un avance, si se tiene en cuenta que hasta hace solo tres meses, por sacrificar un animal para autoconsumo les daban hasta 10 años de cárcel.
Finalmente indicar que en Cuba no existe la oferta y demanda, pues el Gobierno pone tope a todos los precios, con lo que estos, lejos de ser señales que orienten la producción, desincentivan y son una fuente de ineficiencia. Existe, por tanto, un panorama económico que combina escasez de divisas, caída de la producción y desabastecimiento. Los problemas económicos de Cuba no son la consecuencia de una coyuntura, sino el resultado predecible de un sistema ideado para dar la espalda a las leyes económicas más elementales.