Destacados investigadores desaconsejan la labranza ocasional

Evaluaron el impacto de interrumpir la siembra directa. ¿El resultado?, las malezas siguen siendo un problema, y las más resistentes no ceden terreno.

Un reciente estudio, divulgado por Aapresid y encabezado por dos destacados expertos en malezas, evaluó el impacto de abandonar la siembra directa.

Especialistas de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (FAUBA), y de la Universidad de Clemson (EE. UU.) desmintieron la creencia de que la labranza ocasional, como intento de controlar malezas en lotes con siembra directa prolongada, es efectiva.

“Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan actualmente los sistemas bajo siembra directa (SD) es la proliferación de malezas resistentes que compiten por los recursos y generan pérdidas económicas afectando rendimientos, la calidad de granos, e incrementando los costos”, comienza diciendo la nota que publicó Aapredid en su sitio web.

Luego, la entidad técnica destaca que la investigación fue realizada en un campo del partido bonaerense de Carlos Casares con más de 20 años de siembra directa continua y allí se demostró que la labranza no logra el efecto deseado.

También explica que fue el Dr. Fernando Oreja, investigador argentino que trabaja en la Universidad Clemson y Elba de la Fuente, titular de la Cátedra de Cultivos Industriales de FAUBA, quienes evaluaron el impacto de interrumpir la siembra directa con un pase de rastra.

El trabajo, que también fue publicado en la revista internacional Agronomy, tuvo como objetivo evaluar el impacto de la labranza ocasional en la composición del banco de semillas de malezas y su distribución vertical en el perfil del suelo. Y la conclusión fue contundente: las malezas persisten, incluso las más difíciles de erradicar.

Romper el suelo no es la solución

Los resultados indicaron que no todas las especies responden de manera similar a la labranza. Dos pasadas ocasionales de labranza afectaron la redistribución vertical y la composición de especies del banco de semillas, en lugar de causar una reducción sustancial en la riqueza o abundancia total del banco de semillas, como generalmente se busca en las estrategias de manejo.

Otra de las enseñanzas del trabajo es que las comunidades de malezas estaban concentradas y emergieron desde los primeros 5 cm del suelo. Algunas especies, como Datura ferox, una maleza que supo ser muy problemática en lotes de soja antes de la SD, respondieron a la labranza al exponerse a la luz, mientras que especies como Amaranthus hybridus o Echinochloa sp. mantuvieron patrones estables más allá del tratamiento.

“Estas malezas problemáticas son frecuentes y competitivas, con casos de resistencia a herbicidas en Argentina. Su aparición constante es un llamado de atención a la necesidad de enfoques integrados sin que la labranza ocasional sea una solución”, destacó el trabajo científico de los especialistas en malezas.

Link al trabajo original: https://www.mdpi.com/2073-4395/15/6/1410

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