Tras la conformación del fideicomiso triguero para subsidiar el precio de la harina, desde la Cámara de Industriales Molineros (CIM) rechazaron nuevamente la intervención del Gobierno en el mercado.
«La historia reciente ha dado sobradas muestras de que aquellas medidas destinadas a regular los precios de la oferta han dado nulos resultados en el pasado, provocando serias distorsiones en los mercados y una sustancial merma en las intenciones de siembra, con los adversos efectos en la producción y exportación granaria por todos conocida», dijeron desde la cámara que nuclea a casi el 60% de la molinería del país.
En este sentido, sostuvieron que el camino debe ser a través de un subsidio de la demanda y no mediante la creación de un Fideicomiso para subsidiar la compra de trigo por parte de los molinos, ya que los supuestos beneficios se diluyen en los diferentes eslabones, dilapidando recursos que deben llegar a los sectores más vulnerables de la población.
Las industrias molineras que están nucleadas en esta cámara rechazaron la idea de que el Estado subsidie sus ventas a un precio muy por debajo de los costos de producción, «quedando sujeta a la espera de una compensación durante un período incierto de tiempo, por parte de un Fideicomiso en manos del Estado, soportando el ruinoso costo financiero que ello implicaría, y a lo que habría que agregarle, además, la nueva carga administrativa que se sumará a los innumerables trámites y autorizaciones impuestas por las diferentes reparticiones del Estado que actualmente soporta».
Desde la Cámara de Industriales Molineros dejaron en claro que si el pan aumenta más de 25 pesos por kilo ya no se debe al aumento de la harina, sino al aumento de los demás insumos y mano de obra.
Para demostrarlo y probar que la incidencia de la harina en el precio del pan es muy baja y no amerita ningún tipo de intervención en el mercado, demostraron que aún con la disparada del trigo por la guerra en Ucrania, el aumento en el precio del pan sólo debería ser de 25 pesos/kilo.
Según la entidad, con un kilo de harina se pueden elaborar 1,1 kilos de pan, dos paquetes de fideos, tres docenas y media de medialunas o seis docenas de churros. “Si la bolsa de trigo 000 de 25 kilos se vende en promedio a 1.800/2.000 pesos, el valor máximo del kilo de harina sería de 80 pesos. Esto implica que la harina representa 22 de los 500 pesos que cuesta hoy una docena de facturas, 72 de los 270 pesos que cuesta un kilo de pan, 13 de los 600 pesos que cuesta una docena de churros y 40 de los 100 pesos que cuesta un paquete de fideos”, detallan desde el CIM.
Por su parte, desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), dijeron que la política anti-inflacionaria sólo logra generar inflación reprimida. «Los nuevos anuncios y medidas de suba de derechos de exportación a harinas y aceites de soja, fideicomiso del trigo – un aumento de retención encubierto-, retrotraer precios de alimentos a febrero y precios cuidados que desincentivan la oferta, generan desabastecimiento recurrente», criticaron.
A esto se suma la suba del precio internacional del gas, del petróleo, y su impacto en los precios de los combustibles internos, los insumos y la estructura de costos de la mayoría de las producciones.
«A la posible escasez de gas en los próximos meses por la guerra de Ucrania, con la eventual restricción de gas para la industria, se debe considerar el atraso de tarifas de servicios públicos y de transporte, éste con inequidades regionales evidentes a favor de AMBA», explicaron. Por lo que para la entidad rural son «todos factores que aumentarán la inflación».
El acuerdo con el FMI no es un plan económico suficiente, es imprescindible implementar un plan anti-inflacionario integral, antes que la inflación se espiralice. Fuente: Clarín