El dato pertenece al Grupo Lonja, el think thank agropecuario, que conforman el ex ministro de Agroindustria Luis Miguel Etchevehere, y varios de sus colaboradores más cercanos en dicha función, como Juan Balbín y Santiago del Solar. También el diputado del PRO Pablo Torello.
Cuando falta muy poco tiempo para la siembra de granos gruesos 2022/2023 de maíz [se inicia en septiembre] y soja [comienza en octubre], los números a los que se enfrentan los productores no son para nada alentadores.
Según un informe realizado por Grupo Lonja, integrado por productores, los rubros habituales de gastos que tienen los agricultores contrastan con los valores de la oleaginosa y del cereal en el mercado de futuros. “Los costos han subido proporcionalmente más a los granos”, explicaron. Mientras que, por un lado, la variación del precio del maíz con respecto a junio del año pasado solo tuvo un incremento del 10% y el valor de la soja alcanzó una suba del 14%, los aumentos en arrendamientos, fertilizantes, herbicidas, fletes, labores y estructura, que forman parte de los costos que tiene año a año un productor, superan ampliamente esa suba de sus granos.
Según el estudio, de la campaña pasada a la actual, en cuanto a arrendamiento el incremento fue del 27%, mientras que la estructura sufrió un aumento del 20%. En flete fue del 25%.
Sin embargo, donde habría que poner atención es en aquellos costos que tuvieron un salto más que sustancial. Por ejemplo, el rubro herbicidas (glifosato) subió un 165% y los fertilizantes (urea) lo hizo un 82%. En tanto, los servicios de siembra directa aumentaron un 34%. Estos incrementos importantes de los costos de un ciclo agrícola a otro tienen que ver fundamentalmente “con la inflación y la brecha cambiaria”.
Un dato no menor para recordar fue que en la campaña 2021/22 hubo “zonas donde los rindes se vieron afectados por el efecto Niña, cómo en la zona núcleo, donde el maíz temprano tuvo una caída de ingresos del 10% mientras que los costos una suba del 57% (abril-21-julilo22)”.
Grupo Longa alertó acerca de que los riesgos aumenten considerablemente con “la probabilidad de un tercer evento Niña, el aumento sostenido de los costos y la caída de los últimos meses de los precios de los granos”.
Para Santiago del Solar, productor y exjefe de Gabinete del Ministerio de Agricultura durante la presidencia de Mauricio Macri, la campaña 21/22 ya antes de la invasión de Rusia a Ucrania venía con una suba de costos.
“Hubo un crecimiento de los valores de los fertilizantes a nivel internacional por un tema de la suba de la energía previo a la invasión rusa y, también, el atraso cambiario empezó a hacer subir el costo de las labores, el costo de los insumos; también el hecho de que era difícil conseguir dólares para importar ciertos insumos y repuestos. Empezaron a crecer los gastos y lo que arrancó valiendo 100 terminó valiendo 150″, dijo.
En este contexto, detalló que, cuando se habla de la llamada “renta inesperada”, en las zonas con sequía o rindes menores a los zonales los resultados fueron más bajos respecto de lo esperado al inicio de la campaña.
“En otras zonas donde no pegó tanto la Niña, hay ingresos [en los cultivos] de un 15/20% [más] y en algún caso un 30% más, aunque con un aumento de impuestos muy grande durante el período. Entonces, no fue un año que terminó con rentas inesperadas. Además que el dólar oficial también tuvo un retraso importante de un año al otro. Cuando arrancó la campaña con el dólar oficial se tenía más capacidad de compra y al final la inflación le fue ganando y haciéndolo retrasar”, aseguró.
El exfuncionario explicó que, cuando se presupuesta una campaña se mira cuánto valen el maíz y la soja en la cosecha próxima, o sea en abril o mayo de 2023. “Según vemos, aumentan un 10% y un 14% los valores futuros de la soja y del maíz en relación al año pasado. Si bien hay un aumento, si se lo compara con los insumos quedamos totalmente descolocados. Todo en dólares oficiales fue aumentando en relación al año pasado”, expresó.
“Así arrancamos esta campaña. Entonces, cualquier impuesto o adelanto de impuesto a la ganancias, en base a una renta extraordinaria, no sucedió. Hay que tener en cuenta que el productor, como un comerciante, tiene lo que se llama costo de reposición. Por ejemplo, el año pasado compré tantas toneladas de fertilizantes, herbicidas, de repuestos y de gasoil y, este año debería poder volver a comprar lo mismo con la ganancia del año pasado. Pero la ganancia del año pasado no fue tal como para poder reponer ya que los costos han crecido muy por encima de la expectativa de precios a futuro que marca el mercado a término de la campaña que viene. Por eso es que no existe la supuesta renta extraordinaria, no hubo resultados extraordinarios; incluso algunos tuvieron pérdidas por el efecto de la Niña”, añadió.
Por último, destacó que en vistas a encarar la próxima campaña “se necesita más capital de trabajo que el año anterior”. Alertó que “con más impuestos” se afectará la tecnología.