Si bien existe controversia sobre quién y en dónde se construyó lo que hoy conocemos como “tractor” con motor a explosión. Está plenamente aceptado que el más conocido de todos fue el americano John Froelich en 1890.
POR: José Luis Amado –Periodista Agropecuario e Investigador-
Hace poco más de 10 años publicamos esta misma tapa. Pero ahora la volvemos a repetir en función que esta es la primera tapa luego de la edición 20 Años de NotiCampo y porque entendemos que era necesario volver a contar esta apasionante historia.
Se trata de la historia de John Froelich, nada más ni nada menos de quien se lo considera el inventor del tractor con motor a explosión.
John Froelich nació el 24 de noviembre de 1849 en un poblado de nombre Giard, Condado de Clayton, Estado de Iowa, (Estados Unidos). Froelich era un joven que había podido cursar estudios y se dedicaba a trillar las cosechas de los agricultores de Dakota del Sur.
Foto Original del libro John Deere Tractor Legacy, pagina 43 del año 2003 editado por Don Mac Millan. En esta foto se puede ver el tractor de Froelich y atrás a su trilladora estática, la cual era accionada por la enorme polea del tractor.
Hacia esas zonas viajaba anualmente a dar servicios de cosechas con su trilladora estática CASE y su motor a vapor. En concreto John Froelich fue lo que se considera un thrillerman, es decir lo que aquí se conoce como contratista de cosechas.
Entender esto es fundamental, porque nos sitúa en una tarea específica y en una región agreste y muy ventosa de los Estados Unidos. Tanto que se cuenta que Froelich estaba harto de no conseguir el carbón para la caldera de su máquina a vapor y que las chispas que volaban les incendiaran los cultivos a sus clientes.
Cuenta la historia que Froelich compró un motor de combustión interna de gasolina marca Van Duzen para hacer funcionar el elevador de granos de su granja y que algún momento se le ocurrió que ese motor podría reemplazar el trabajo de su locomotora a vapor para con la trilladora estática.
Así, en 1890, es decir cuando Froelich tenía 41 años de edad, desarrolla una idea genial. Usó un chasis bastidor de una locomotora a vapor marca Robinson y le colocó el motor a explosión Van Duzen de un cilindro y 16 Hp de potencia. Además, le puso una trasmisión de una velocidad de avance y una de retroceso y un volante para darle dirección. Ese simple, pero genial invento se trasformó en el tractor que conocemos hoy día.
Luego, llevó este aparato (aún no se lo conocía con el nombre de tractor y tampoco se había inventado esta palabra) a un campo de Illinois a realizar las pruebas pertinentes. Se trataba de hacer funcionar la trilladora mediante la polea del motor a explosión y…, ¡genial!, andaba perfecto.
Pero la verdadera prueba llegó cuando Froelich y su gente llevaron por ferrocarril la nueva máquina a las trillas de su gira anual en Dakota del Sur. Se cuenta que él y su asistente William Mann, en otoño de 1892, cosecharon 72.000 toneladas de grano en 52 días y lo más importante, lo hicieron sin incendios a los cultivos.
Luego de este logro, apareció un grupo de inversores que entusiasmaron a Froelich a fabricar en serie su invento y para ello en 1893 se asociaron y conformaron la empresa Waterloo Gasolina Motor, siendo Froelich su director.
Sin embargo, y seguramente por ser una idea muy revolucionaria para la época, solo se construyeron y vendieron 4 tractores, de los cuales 2 fueron devueltos a la empresa. Dicen que por insatisfacción de estos clientes, dado que poseía dos defectos, era difícil de manejar y no tenía suficiente potencia para arrastrar un arado. Es evidente que estos clientes no eran trilladores, sino simple agricultores que lo requerían para la tarea de arada.
En 1895 la compañía abandonó la idea de continuar fabricando estos aparatos (tractores), y se dedicó a fabricar pequeños motores a explosión del tipo estacionario, los cuales se los utilizaba tanto para bombeo de agua como para elevadores de granos. Esto determinó que Froelich renuncie a la empresa.
En 1900 la compañía cambia de manos y en 1911 los nuevos dueños retoman la idea de fabricar un tractor, así nace el famoso tractor marca «Waterloo Boy». Por cierto, un modelo bastante parecido al que había pergeñado John Froelich una década antes.
Para 1918, la Waterloo Boy fabricaba tres modelos de tractor con motor a explosión con un total de 8.000 tractores vendidos: el Waterloo Boy LA, el R y el N.
Foto del folleto original de Waterloo Boy fabricado por esta empresa.
Y acá, en este momento de la historia hay que explicar algo muy importante, y es que durante la Primera Guerra Mundial aumentó mucho el precio de los granos y de los alimentos, por lo que el tractor, como herramienta de trabajo que aceleraba los procesos, se hizo tan popular que en cuestión de meses surgieron muchas empresas fabricantes.
Esto hizo que la empresa John Deere, que hasta ese momento no fabricaba tractores, buscara un tractor agrícola para completar su línea de herramientas y competir directamente con las dos empresa líderes en venta de tractores de ese momento: la International Harvester y la Fordson de Henry Ford.
Y acá otra cosa increíble de esta historia. Resulta que fue gracias al tractor Waterloo Boy modelo N, que la empresa John Deere tome la decisión de comprar todas las acciones de esa empresa (se dice que pagaron 2.350.000 dólares). En este sentido, el Waterloo Boy Modelo N, está considerado el primer tractor que fabricó la empresa John Deere. De hecho, hoy día hay uno en el centro del salón de exposición del Museo John Deere ubicado en Moline, Estados Unidos, lo cual habla de lo importante que fue este modelo para la empresa del ciervo.
Foto del tractor modelo Waterloo Boy en el interior del Museo John Deere.
Y para culminar esta apasionante historia. Decir que John Froelich, que estuvo casado con Kathryn Bickel y con quien tuvo 4 hijos, luego de renunciar a la Waterloo Boy Co., se trasladó primero a Dubuque, Estado de Iowa y luego a St. Paul, Estado de Minnesotta donde trabajó como consejero en inversiones. Froelich, murió el 24 de mayo de 1933 a los 82 años de edad.
Lo cierto es que Froelich, nunca en vida recibió algún tipo de reconocimiento por su logro. Pero en 1991 el Estado de Iowa lo incluyó el Salón de la Fama de inventores por haber contribuido a la mecanización agrícola mundial. Hoy día, a John Froelich se lo considera el padre del tractor.
John Froelich posando con sus empleados.
John Froelich.