Según un informe de la Fundación Mediterránea, se espera que la caída productiva de los principales cultivos de la actual campaña se retraiga entre un 35% y 45%, que dejaría pérdidas para el sector en torno a los USD 20.900 millones, cifra equivalente a 3,3 puntos del PBI. En ese contexto, el Estado recaudaría vía retenciones USD 5.300 millones que, si bien representa una pérdida del 45%, representa una participación relevante de la renta agrícola.
El trabajo realizado por los economistas Juan Manuel Garzón y Franco Artusso marcaron que el retroceso en la recaudación por derechos de exportación caería respecto al año pasado en USD 4.400 millones, pero que si se considera el total de los impuestos que el Estado le cobra al sector, la merma bajaría del 45% al 35%. Es por eso que los especialistas remarcaron que “el fisco seguirá recaudando una cifra muy relevante, extrayendo recursos de un sector en un año el que probablemente la mayoría de sus protagonistas tendrá pérdidas y quebrantos no menores, y esto tiene que ver con las características del impuesto que, al aplicarse sobre valor de los granos producidos, no puede distinguir si el sujeto económico gravado tiene o no capacidad de pago del impuesto”.
A partir de este punto, el trabajo pone la lupa sobre la participación de los actores más relevantes de la renta agrícola, como lo son los productores, los propietarios de las tierras y el Estado en sus diferentes niveles y en este último protagonista que centra su atención. “Salvo que se pierda toda la cosecha, la situación más extrema, éste siempre logra extraer recursos de la actividad, por alguno o varios de los impuestos que cobra, cosa que no sucede con los productores (particularmente arrendatarios), que entran en quebranto cuando la productividad se aleja de la normal”, explicó.
Tal es así, que independientemente de la gravedad de las pérdidas de rendimiento de los cultivos, que dependiendo la zona promedia entre el 30% y el 50%, “el Estado obtiene más recursos que un productor propietario, ampliándose la diferencia a mayor caída de rindes”, señaló el informe. Por caso, con rindes 30% por debajo de los normales, se estima que el Estado recauda USD 4,5 por cada USD 1 que gane un productor propietario (zona extra pampeana), y con rindes 50% por debajo de los normales, el productor propietario perderá USD 96 por hectárea, mientras que el Estado recaudará USD 231 por hectárea por las distintas ventanillas impositivas, indicaron Garzón y Artusso, quienes además subrayaron que “esta asimetría se hace mucho más notoria en el caso de productores arrendatarios, cuya renta se hace negativa rápidamente frente a una caída de rindes medios, mientras siguen generando flujos relevantes de recaudación para el Estado”.
Quebrantos
Lo cierto es que el grueso de los productores deberá enfrentar magras cosechas que generalizarán las pérdidas en el sector. Así, “por la magnitud del traspié productivo, en esta campaña los resultados económicos serán negativos en muchos establecimientos agrícolas del país. En la región extra pampeana se estima una pérdida de rindes superior al 15% a 20% de los valores normales, lo que lleva a una situación de quebranto a productores arrendatarios y si la pérdida se acerca al 50%, los quebrantos son muy fuertes, del orden de los USD 340 por hectárea”.
Respecto a la zona núcleo, la principal zona agrícola del país y en donde la sequía golpeó con más fuerza, los productores propietarios pueden conservar números positivos con pérdidas del 50% de la producción, mientras que, por el contrario, quienes alquilaron campos pagando altos arrendamientos tendrán quebrantos muy fuertes, por caso, de USD 576 hectáreas, en un escenario de rindes al 50% de los normales.
En este sentido, un trabajo del Grupo Lonja, compuesto por ex funcionarios del gobierno de Mauricio Macri, estimó que, en trigo, por ejemplo, un rendimiento promedio de 20 quintales por hectárea (qq/ha) arroja un quebranto de USD 151 por hectárea y que “a pesar de la pérdida, el gobierno recauda USD 104 por hectárea y productor pierde USD 255. En el caso del maíz, teniendo en cuenta una productividad de USD 55 qq/ha a nivel arroja una ganancia global de USD 131 por hectárea, de los cuales el Estado recauda USD 214 y el chacarero pierde USD 83. En soja, calculando un rinde promedio de 15 qq/ha, la pérdida alcanza los USD 233 por hectárea, mientras que el fisco se queda con USD 285 y productor pierde USD 518 por hectárea, marcó el trabajo.