La naranja, otra víctima de los impuestos. Un estudio del sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), analizó la composición del precio del kilo de naranjas, desde la salida de la finca hasta que llega a la mesa. Ese trabajo nos permite inferir que por cada kilo de naranjas que compra un juninense, el 38,3% son impuestos.
POR JOSÉ LUIS AMADO -PERIODISTA AGROPECUARIO-
La producción de cítricos representa un 50% de la producción total de frutas y constituye el grupo principal dentro de la fruticultura argentina. Según el Ministerio de Economía (datos de 2016), el destino primordial de estos cultivos es el mercado interno con una participación del 60% (fruta fresca), mientras que se exporta alrededor del 15% de la cosecha de naranjas y mandarinas.
La naranja
Según un reciente estudio elaborado por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), casi el 40% del valor que paga el consumidor por un kilo de naranjas se transforma en ingresos para los estados nacional, provinciales y municipal.
Para alcanzar los cálculos de participación de los distintos eslabones de la cadena de producción y comercialización de naranjas, se analizó la cadena de valor de la naranja fresca desde el productor, ubicado en el caso de estudio en la zona de Chajarí, Entre Ríos; hasta la comercialización del cítrico dulce en verdulerías o supermercados.
El informe privado también explica que del total, sólo el 22% del precio termina en manos del productor. El análisis se centra en la baja rentabilidad y la enorme carga tributaria que pesa sobre los citricultores, como así también en la carga impositiva que paga el consumidor final.
“Mientras que en los primeros 10 meses del año las frutas alcanzaron una suba acumulada del 44.5% en la zona del Gran Buenos Aires, un estudio realizado por el sector de Economías Regionales de la CAME reveló que el 38.3% del precio promedio del kilo de naranja corresponde a impuestos”, destacó el informe de la organización empresarial. “Dentro de este porcentaje, el 84% de la carga tributaria es nacional, mientras que el 16% es de índole provincial y/o municipal”, agregó.
Por lo tanto, el relevamiento concluye que a la hora de la comercialización, es el Estado quién se queda con la mayor parte del valor del producto, por encima de lo que perciben el productor, el empacador, el mayorista y el comercio minorista.
En Junín
Un rápido relevamiento indicó que en Junín el precio del kilo de las naranjas de jugo está en un promedio de $ 62. Pues en una sucursal de una cadena de Supermercados sobre Ruta 7 su valor es de $ 75 y en las verdulerías y fruterías barriales se las puede encontrar en oferta de 2 kilos por $99, es decir 50 pesos el kilo.
En este sentido podemos determinar que, si el precio promedio del kilo de naranjas en Junín es de $ 62 y si de acuerdo a lo que indica CAME, el productor explica el 22%, el empacador el 8,9%, el puesto del Mercado Central el 14% y el Supermercado y/o la verdulería el 16,7; entonces el Estado en sus tres niveles se lleva el 38,3%.
Esto que está en porcentajes en dinero contante y sonante es: Para el productor: $ 13,64 Para el Empacador: $ 5,52. Para el puesto del Mercado Central: $ 8,70. Para el súper o la verdulería: $ 10,35 y para el Estado: $ 23,75 por cada kilo de naranja que compró un consumidor final. Es decir, todos los impuestos se llevan casi el 40% del precio que paga un juninense por un kilo de naranjas.
La recaudación tributaria por la actividad resulta millonaria, si se hacen las cuentas sobre la magnitud de la producción entrerriana: por cada hectárea, se obtienen unas 20 toneladas de naranjas. La producción de naranjas, que ha ido retrocediendo en los últimos años, abarca unas 37.000 hectáreas.
La carga fiscal no solo pone en jaque a los citricultores, sino que genera una considerable pérdida de rentabilidad en todos los complejos productivos del interior de nuestro país, plantea CAME en el informe.
Y concluye diciendo que “La presión tributaria que tiene el productor agroindustrial argentino es una de las más altas a nivel mundial. Necesitamos poner en marcha una reforma impositiva integral para poder ser rentables y competitivos”, aseguró Eduardo Rodríguez, presidente de Economías Regionales de CAME.