Luces y sombras de los fabricantes de maquinaria agrícola

Mientras CAFMA festeja el haber aumentado en 2021 un 20% las unidades vendidas, las empresas que tienen que importar maquinaria se han visto seriamente afectadas por la falta de dólares que les limita su competitividad.

POR JOSÉ LUIS AMADO -PERIODISTA AGROPECUARIO-

La CAFMA (Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola), institución que cuenta con 160 empresas asociadas es la encargada de promover el desarrollo industrial del sector de la maquinaria agrícola y su afianzamiento, informó que este 2021 fue un año positivo para el sector de maquinaria agrícola, ya que hubo un incremento de 20% en la cantidad de unidades producidas, sobre todo en los rubros de tractores, sembradoras y pulverizadoras.

Hace unos días el INDEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) divulgó que las ventas de maquinarias en el mercado interno entre enero y septiembre sumaron $117.000 millones, un 75% más en relación al mismo período del año pasado. Esta expansión determinó una mayor demanda de mano de obra -se generaron 5.000 puestos adicionales de trabajo en toda la cadena de valor metalmecánica- y la inversión de muchas empresas al ampliar sus instalaciones y actualizar su equipamiento y tecnología de producción.

En materia de exportaciones en maquinaria agrícola, durante 2021 se cerraron operaciones comerciales por u$s 80 millones, superando los u$s 50 millones del año anterior. Si bien el balance es positivo, el volumen está lejos aún de las ventas registradas en 2012 las cuales fueron de u$s 250 millones. Todas luces para el mercado local de la maquinaria agrícola.

Las multi
Las que no la tienen fácil son las empresas multinacionales de maquinaria agrícola, quienes manifestaron su preocupación respecto de la problemática que persiste en la importación de insumos. Indicaron que la falta de dólares continúa trabando los ingresos al país, sobre todo de productos finales. En esa línea, advirtieron que su intranquilidad se focaliza en la carencia de previsibilidad de las políticas a mediano y largo plazo.

“Es un gran cuello de botella en toda la producción. De una forma u otra lo hemos ido resolviendo, básicamente parte de la solución ha sido dejar afuera de la comercialización, lamentablemente, modelos más chicos y más grandes que por distintos motivos son bajos en volúmenes”, expresó Carlos Palmieri, gerente general de Jacto Argentina, en una conferencia organizada por la Asociación de Fábricas y Distribuidores Argentinos de Tractores y otros equipamientos Agrícolas (AFAT).

Por su parte Sergio Fernández, presidente de John Deere Argentina, dijo que “El Gobierno puede decir que tiene una política restrictiva porque estamos en un drama de falta de divisas, pero nos debe decir cómo nos vamos a manejar hacia adelante, con criterio y previsión. No podemos despertarnos una mañana y no llegaron las piezas, porque no se aprobó la importación. No es una crítica a la restricción sino por la previsibilidad. En los productos completos hay muchas más restricciones que en componentes para producir”, dijo.

En este contexto, señaló: “Se restringe un producto por cuestiones arancelarias y eso deja a un productor sin una tecnología que iba a ser más productiva, más eficiente, que coseche más y se exporte más que llevaría a que ingresen más divisas. Obviamente en el corto plazo es beneficioso, pero en el mediano ya no”.

Por otro lado, mientras en el Congreso se espera el debate por el proyecto de ley sobre la identidad de la maquinaria agrícola nacional, los directivos de las compañías globales indicaron que a su criterio “no existe una grieta entre la maquinaria agrícola nacional y la maquinaria agrícola de las multinacionales, como se pretende instalar en la opinión pública”.

Reynaldo Postacchini, vicepresidente de Claas y presidente de AFAT, opinó que el problema es la falta de planificación y estabilidad en el país. “No tenemos un plan, si lo tuviéramos el productor podría trabajar de manera planificada, que son muy conservadores. Hoy lamentablemente, como no sabemos dónde estamos parados es muy difícil invertir en un bien de capital. La Argentina debe ser uno de los pocos países donde el sector agropecuario invierte con capital propio y no con créditos. Algo estamos haciendo mal. Tenemos mucho para crecer y generar puestos de trabajo y mano de obra”, indicó.

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