Hay temor que lo ocurrido con tres grandes empresas del agro se empiece a reflejar entre pymes, e incluso que afecte a productores. ¿Por qué pasa lo que pasa?
POR JOSE LUIS AMADO –PERIODISTA AGRO- EXCLUSIVO PARA GRUPO LA VERDAD
El default casi al hilo de tres grandes empresas del agro argentino, Surcos, Los Grobo y Agrofina, desnudó la situación del negocio agropecuario, el cual atraviesa un momento crítico, producto de diversos factores que van desde la caída de los precios internacionales de los commodities, pasando por el tipo de cambio artificialmente bajo que vuelve poco competitiva a la actividad, hasta la alta presión impositiva que recae sobre el sector.
Es que el panorama se oscurece aún más cuando se analiza la rentabilidad del sector agropecuario. Los precios internacionales de los granos en caída y el alto costo de los insumos dejan márgenes negativos en muchas actividades productivas. Para los pequeños y medianos productores, la presión fiscal se siente con mayor intensidad, sobre todo en un contexto donde las retenciones aún se mantienen intactas.
Lo cierto es que el actual escenario está afectando a grandes, pequeñas y medianas empresas por igual y esto a su vez es un fiel reflejo de lo que debe encarar el productor agropecuario que hoy trabaja con márgenes negativos en la mayoría de los cultivos.
Hace unos días, Ignacio Kovarsky, presidente de Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), encendió el debate sobre el rumbo económico y político que afecta al sector agroindustrial y pidió señalas claras que conduzcan a una reducción de los derechos de exportación. “Si Javier Milei no quiere seguir perdiendo productores, es momento de dar señales claras y bajar las retenciones”, advirtió.
Kovarsky explicó que “sobre campos alquilados, la rentabilidad es prácticamente nula y sobre campos propios apenas alcanza para cubrir los costos básicos. Esta situación no solo frena la inversión en maquinaria y tecnología, sino que también pone en riesgo la continuidad de miles de productores”.
De acuerdo a datos recientes de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), los impuestos representan una porción cada vez mayor de la renta agrícola, acentuando la crisis. El Estado, según el informe de FADA, se queda con $64,30 por cada $100 de renta agrícola.
Por su parte, Andrea Sarnari, presidente de Federación Agraria Argentina destacó: “Hemos sembrado la gruesa con altos costos de insumos, arrendamientos muy altos, precios internacionales deprimidos y ese panorama con una alta carga fiscal es bastante desolador, lo números no dan”, dijo y agregó: “Ahí es donde resurge el reclamo de la disminución o quita de retenciones de manera urgente, que sería lo coyuntural que puede ayudar a que haya algo de rentabilidad”.
¿Quebrantos?
«Hace apenas dos años y medio, en junio de 2022, el mercado de futuros de Chicago negociaba contratos por soja en 650 US$/Tonelada, récord nominal para la plaza norteamericana. El último día de operaciones del 2024 apenas alcanzó valores de 371 US$/Tonelada; ello es, 22% por debajo del precio del 31 de diciembre de 2023», explica el último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
La bolsa rosarina también destaca que «En términos nominales, el trigo, el maíz y la soja han tocado sus valores más bajos desde 2020, mientras que, a precios reales, el poder de compra de los granos tocó su valor más bajo en 18 años».
Lo que viene
Para la nueva campaña 2024/25, los autores señalan que la producción mundial de trigo como de maíz se prevén menores a las del año anterior, en el primer caso por los problemas productivos en Rusia y Europa, en tanto que en el segundo se suma también una caída en el suministro Sudamericano. «La soja, en cambio, continúa sumando hectáreas y kilos y se prepara para romper nuevamente su récord de oferta por tercera campaña consecutiva, explicando así por qué los precios han caído más en relación a los cereales».
Según el reporte de la Bolsa rosarina, a este escenario «hay que sumarle la particularidad macroeconómica del último año, con una inflación elevada a principios del 2024 que, si bien se desaceleró fuertemente con el correr de los meses, aún registra en noviembre una suba interanual del 166%.
Según las proyecciones de la BCR, el poder de compra de los granos cierra en 2024 en la plaza local a su valor más bajo desde el 2017 para soja y trigo, en tanto que el maíz cotiza en mínimos desde 2020.
Como el lector pude ver, se han aunado razones del propio mercado –imposibles de revertir-, con la alta carga impositiva de las retenciones. Está más que claro que este combo letal puede afectar fuertemente la continuidad de muchos productores en la actividad. Y si bien el Gobierno, tarde o temprano, va a iniciar una rebaja de las retenciones -porque está en su ideología y en su compromiso-, el tema por ver si esas rebajas no llegarán demasiado tarde.