Por qué el aceite de girasol aumentó más del 70% en lo que va del año? Los grandes industriales responsabilizan por las subas al canal mayorista y los supermercados.
Alguien podría pensar que no es un producto de primera necesidad claro, a diferencia de la leche, el pan o los fideos que sí son alimentos de la canasta básica familiar, el aceite no se consume solo, pero sí forma parte de casi todas las preparaciones y comidas, dulces o saladas, en mayor o menor medida.
Lejos de las épocas en que la carne bovina era de consumo casi diario, con la caída de su consumo derivado del aumento de su precio al mostrador, los consumidores aumentaron la compra de cerdo y pollo y las supremas listas para freír se convirtieron en un boom, por ser más económicas y rendidoras.
Así, el aceite pasó a ser el medio de cocción imprescindible para la cocina cotidiana, también para las clásicas papas fritas, que precisan un gran volumen del fluido para una fritura más saludable. Pero el aceite es un producto de exportación, como otros tantos productos agropecuarios, con una cotización internacional que impulsa a los fabricantes a retocar el precio en el mercado doméstico.
Cincuenta pesos de diferencia
En su presentación más básica, el aceite de girasol de 1 ½ litro aumentó un 4,6%, según el IPC de julio del Indec, último dato disponible, al pasar de un precio promedio de $240,69 a $251,84 en GBA, y en 7 meses acumuló una suba del 32,5%. Es cierto que en Precios Cuidados hay ofertas de esa presentación pero de otras marcas por valores en supermercados del AMBA que oscilan entre $187,60 (Cada Día, Florencia, Primor) y $237, 30 (Natura).
El precio internacional del aceite crudo de girasol se disparó un 120% desde el año pasado
Sin embargo, de acuerdo el sondeo que realiza quincenalmente Consumidores Libres en supermercados y negocios barriales de CABA, el aceite de girasol Cocinero de 1 ½ litro subió 1,28% en agosto, de $390 a $395. Ese mismo producto estaba a $230 en enero, lo que significa que se encareció casi el 72% en 8 meses.
El azúcar, el trigo y los aceites vegetales impulsaron en agosto los incrementos a nivel global de los productos alimenticios, según un relevamiento realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), y esas subas repercuten en los precios a nivel doméstico.
Por qué se disparó el precio
El precio internacional del aceite crudo de girasol se disparó un 120% desde el año pasado, por caídas en la producción de los productores líderes, una situación que todavía no se acomodó. Este salto le permite al país recibir más divisas por las commodities exportadas, pero a nivel local se traduce en retoques que impactan sobre la inflación, que en alimentos sumó 3,2/3,4% en agosto, según consultoras privadas.
El aceite de oleaginosas, como girasol y soja, o su mezcla, a diferencia de la carne bovina, que ofrece cortes diferentes para el consumo interno y las ventas externas, es un producto único para ambos mercados y ahí es donde su precio final plantea la gran diferencia. O mejor dicho, la falta de ella: adentro y afuera del país la industria comercializa lo mismo.
Los fabricantes, si pueden elegir dónde tienen más rentabilidad, prefieren vender aceite en bruto, sin refinar, a granel y en dólares al exterior, antes que puro o mezcla refinado y envasado, valuado en pesos, adentro. Sobre todo aquellos que, por capacidad instalada y escala exportadora, pueden compensar volumen/precio y siempre ganan.
Abastecer el consumo local es verdad que tiene otras variables económico-financieras, como el costo del envasado, los fletes internos y el precio de salida de fábrica. También es cierto que asegurar el abastecimiento interno evita que les suban los derechos de exportación de un commodity con precios record y un futuro inmejorable.
El acuerdo entre las aceiteras y el Gobierno
Por eso, en febrero pasado, los ministerios de Agricultura, Desarrollo Productivo y las industrias del sector establecieron la conformación de un fideicomiso privado (Resolución conjunta 1/2021), con el objetivo básico de aportar estabilidad a los precios locales de los aceites de girasol y mezcla con soja refinados. El monto de aporte por cada fiduciante se estableció en u$s190 millones anuales, con posibilidad de ser revisado por Comercio Interior ante variaciones del volumen mensual, y se aclaró que no implica erogaciones para el Estado.
Desde la Cámara Argentina de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales, que habían firmado un acta de acuerdo con el Gobierno el 30 de diciembre de 2020, detallan que la industria destina unos 29 millones de litros por mes al mercado interno, cerca del 75% del consumo total, y que todos los meses evalúa posibles cambios en una mesa con la Secretaría de Comercio Interior.
El aceite pasó a ser el medio de cocción imprescindible para la cocina cotidiana
Cabe aclarar que este instrumento está pautado hasta el 31 de enero del 2022, pero este mes las partes se sentarán a definir su evolución más allá de esa fecha. Sin embargo, el precio del aceite sigue subiendo en las góndolas aunque, Gustavo Idígoras, presidente de CIARA-CEC, le aclaró al diario Tiempo Argentino que «las distorsiones de los precios minoristas se deben a problemas de los canales comerciales mayoristas y minoristas, en especial, a los supermercados».
El ejemplo del aceite de girasol Cocinero por 1,5 litros, que está en Precios Cuidados a $220,70 pero en el ámbito porteño presenta valores mucho más altos en los comercios minoristas, le da una porción de razón. El acuerdo que firmaron con el Gobierno es sobre los precios a salida de fábrica de las diferentes empresas y no sobre los de comercialización al público.
¿Habrá suficiente aceite?
Hoy la superficie sembrada en el norte argentino con girasol no alcanza a cubrir el 40% de los 1,2 millones de toneladas que abastecen al consumo doméstico de aceite embotellado. Por deficiencias hídricas, se redujo el área implantada en casi un tercio del 2018 (720.000 ha) al 2020 (240.000 ha), según datos de la Asociación Argentina del Girasol (ASAGIR), lo que se compensa con la cosecha de La Pampa y Buenos Aires.
Sin embargo, en el remate del primer lote de girasol de la campaña 2020/2021, el economista jefe de la entidad, Jorge Ingaramo, comentó que «con sólo 650 mil hectáreas del área sembrada total de 1,3 millones se satisface el consumo interno y del aceite que va al Mercosur», y proyecta que «la Argentina podría duplicar en dólares las exportaciones de este producto en 2025, con relación a las de 2019». También estima que se puede subir en 50% el valor del movimiento económico generado por la cadena, que podría pasar de u$s2.000 millones a u$s3.000 millones por año.
El monitor agroindustrial de CIARA no tiene cifras sobre producción pero los volúmenes de exportación de aceite de girasol muestran un claro repunte en el primer semestre de 2021, con un pico en mayo pasado de 110.042 toneladas y un acumulado de 261.156 toneladas en el primer semestre. También avanza la performance en aceite de soja, con un récord de 638.398 toneladas en enero y un total en la primera mitad del año de 3.383.911 toneladas.
Queda claro entonces que hay suficiente producción de girasol, que se puede producir aceite para todos los destinos con un precio diferenciado y que si hay compromisos para este abastecimiento interno no deberían darse faltantes ni saltos de precios que afecten al consumidor argentino. Tal vez haya que poner más la lupa al final, que al principio de la cadena.