Según FAA, del campo a la góndola se triplica el precio

Entre lo que paga el consumidor y lo que recibe el productor, la diferencia de valores en los alimentos es mayúscula. Por ejemplo, con un billete de $1000, en un supermercado se pueden comprar unos 12,23 litros de leche ($81,75 el litro). En tanto, con ese billete de máxima denominación, el tambero vende, con un precio de $33 por litro; el triple unos 33,3 litros.

El relevamiento fue realizado por Federación Agraria Argentina (FAA), que a través de un informe buscó visualizar la problemática que atraviesan las economías regionales del país, mostrando “lo poco” que perciben sus producciones “y la enorme diferencia entre ese monto y el que pagan los consumidores en góndola”. “Los productores agropecuarios no somos formadores de precios, pese a que los funcionarios muchas veces intenten instalar ante la sociedad lo contrario”, señalaron desde la entidad.

Otra de las brechas significativas del precio de los alimentos, según el estudio, es la cebolla, donde al productor le pagan $5 por kilo -se adquieren unos 200 kilos con $1000-, mientras en la verdulería el consumidor abona $89,90 por kilo y con el billete de $1000 solo podría comprar unos 12 kilos de esa hortaliza.

“Somos junto a los consumidores los dos eslabones más afectados por el impacto de la inflación que nos golpea, sin que quienes nos gobiernan logren atenuarlo”, aseguraron.

En detalle, según el estudio, son varios los productos de la canasta básica de alimentos que sufren una enorme brecha entre ambas comercializaciones. Con $1000, por ejemplo, se compra al productor unos 40 kilos de arroz, mientras que en los comercios solo alcanza para unos 6,37 kilos.

En tanto, con ese mismo billete el productor de peras entrega unos 50 kilos, a razón de $20 el kilo, mientras en el supermercado se puede comprar un poco más de 6 kilos porque esa fruta alcanza un valor de $159 por kilo. Lo mismo ocurre con la manzana roja, que en finca se paga $25 el kilo y se vende a $200 en la frutería.

“Claramente, las cifras son contundentes y demuestran que no solo no somos formadores de precios, sino que los productores somos los más castigados por la inflación, en un contexto donde producimos especialmente para el mercado interno”, cerró la entidad.

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