En el marco de una sequía que ya lleva tres campañas, los productores juninenses que alquilan campos se sentarán con los dueños para negociar el alquiler para la campaña 2023/2024. Además, ¿qué pasa con los “maniseros”?
POR JOSÉ LUIS AMADO –PERIODISTA AGROPECUARIO- EXCLUSIVO PARA GRUPO LA VERDAD
Mientras los productores juninenses esperan, un tanto desanimados, los resultados de la próxima cosecha de soja y maíz, ya comienzan a sacar números para ver cuánto dinero necesitarán para encarar la próxima campaña. Por esto, ahora vamos a tratar de explicar qué pasa con los alquileres agrícolas en Junín y el rol de los “maniseros”.
Pero antes, más que todo para aquellos que conocen poco de esta actividad, una breve introducción: La producción agrícola ganadera argentina no para nunca, ni siquiera ante una brutal sequía como la actual. Es que los productores deben continuar y como ocurre habitualmente para esta época del año ya se empieza a mover el mercado de los campos en alquiler. Y como en los últimos años el valor de los alquileres no para de aumentar, es importante tener un panorama de qué puede ocurrir este año tan particular, en donde los productores se encuentran desfinanciados por los bajos rindes del trigo y los que ya se ven en soja y maíz.
Aquí cabe un apartado, en la campaña 2021 los alquileres agrícolas en pampa húmeda aumentaron un 15% y en la campaña 2022, aumentaron un 20%.
Es sabido que el retorno de la actividad agrícola no presenta relación con el riesgo asumido ante la elevada inversión que se realiza. Hay muchos factores en juego al sembrar, sin embargo el riesgo del negocio se incrementa en campos alquilados. Encima entre el 60 y el 70% de la producción agrícola argentina se hace en campos arrendados.
En este sentido, la modalidad más utilizada es la de arrendamiento a quintales fijos ya sea en pagos cash o, en menor medida, en granos físicos. La otra modalidad es a porcentaje, en donde ambos, tanto arrendatario como arrendador comparten el resultado económico de la cosecha.
Producir en tierra ajena, no sólo implica asumir el riesgo climático que puede arrasar con el total de la producción, sino también riesgo de precio, de tipo de cambio, de tasas de interés, de suba de impuestos y también del aumento del alquiler.
Los alquileres en Junín
Según datos recogidos entre productores locales, el valor de los alquileres de campo varía de acuerdo a la zona en que esté ubicado el lote, la facilidad o no de acceso que pueda tener y las particularidades de su suelo. Pero en líneas generales, un campo ubicado al norte de la Ruta 7 tuvo un valor de alquiler para la actual campaña entre 17 y 18 quintales por hectárea y la sur de la Ruta 7 estuvieron entre 14 y 16 quintales por hectárea.
Destacan también muchos productores que está creciendo de forma exponencial la siembra de maní en Junín y que esto está quitando campos del mercado. Lo cual no sería problema, si no fuere que esto distorsiona el precio de los alquileres, pues los “maniseros” cordobeses han llegado a pagar hasta 26 quintales por hectárea. Es decir, hasta un 70% más que el promedio de un productor local.
“Ocurre que el maní provoca en esta zona una competencia desleal. Porque a diferencia de la soja que paga 33% de Retenciones, el maní paga solo 12%. Además, los grupos maniseros que vienen a Junín, trabajan integrados; es decir alquilan, siembran, cosechan, industrializan el maní y hasta lo exportan. Esto les genera muchas ganancias que les permite pagar hasta casi el doble que cualquier productor de acá y rompen el mercado de los alquileres”, explicó el productor e Ing. Agr. Javier Belligoi. Y luego agregó “la incógnita es si volverá el inversor foráneo para hacer un negocio de oportunidad como ya pasó en 2008/09. Un actor extra sector que capitaliza el mal momento, paga barbaridades y 6 meses después se va. Para mí los alquileres deberían ir a la baja, pero si se avizoran buenas lluvias, van a volver los buscas de la oportunidad”, cerró Belligoi.
Malos datos
Los primeros lotes de maíz cosechados en Argentina confirman un mal dato: no superan los 35 quintales por hectárea, cuando un maíz de siembra temprana en época normal ronda los 100 quintales. Otro mal dato: el primer lote se soja (Grupo corto), cosechado en Junín (Agustín Roca), dio solo 20 quintales. Y finalmente, decir que ya hay muchos productores de maíz que, ante los bajísimos rindes esperados a cosecha, han preferido picar el maíz o directamente hacen ingresar las vacas para que se alimenten de las plantas.
Soja sin piso
El último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), destacó para los cultivos de soja que “No hay condiciones climáticas a la vista que permitan poner pisos a los rindes”, graficó la BCR. “De esta manera, se estima que ya se ha perdido el 45% de la producción esperada al inicio de la campaña”.
Es en este marco de situación y con la ofensiva “manisera” que se frota las manos, los productores sin tierra se van a sentar con los arrendatarios para negociar el alquiler del campo. Veremos qué pasa, pero nada bueno puede suceder en una economía que supera el 100% de inflación.