Este 2020, fue un año muy complicado para la economía a nivel mundial, pero el sector agroindustrial argentino pudo desempeñar sus actividades sin interrupciones y pese a algunos recortes en la producción de los principales granos, los alimentos llegaron sin problemas a la mesa de todos los argentinos. POR JOSÉ LUIS AMADO -PERIODISTA AGROPECUARIO-
Una de las situaciones que más preocupó al sector agropecuario en este 2020, fue las sucesivas destrucciones de silosbolsas, los incendios intencionales a los campos y las decenas de instrucciones ilegales. Dicho esto, el análisis pasa por lo que ocurrió en materia de políticas agropecuarias. Aquí los tres ejes que atravesaron el año fue el aumento a los derechos de exportación al complejo sojero (Retenciones), el conflicto entre el Gobierno y la cerealera Vicentin y la creación del Consejo Agroindustrial Argentino. El otro gran protagonista del año fue la sequía, que recortó estimaciones en trigo -y lo está haciendo con la soja-, y constituye uno de los factores que explican el cierre de año con valores récord en Chicago para la oleaginosa.
A grandes rasgos y cronológicamente se puede decir que lo primero ocurrió en marzo, cuando unos días antes del inicio de la cuarentena, el ministro de Agricultura, Luis Basterra, anunció modificaciones en las “retenciones” a los granos. La principal novedad pasó por el complejo sojero, cuyas retenciones quedaron en 33%, tanto para poroto como subproductos, además de la presentación de un esquema de reintegros para pequeños y medianos productores.
El CAA
Fue a mitad de año, cuando irrumpe un nuevo jugador en el tablero de la agropolítica: el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), conformado por 60 instituciones y entidades del campo. Este nuevo espacio, en donde participan exportadores, bolsas de cereales y cámaras del sector, se posicionó como un nuevo interlocutor ante el Gobierno, sin tono de confrontación. La idea del CAA es la creación de un poderoso Plan Agroexportador que permitirá sumar un millón de nuevos puestos de trabajo y duplicar las exportaciones agropecuarias.
Vicentin
El conflicto que se originó a mitad de año entre la agroexportadora santafesina Vicentin y el Gobierno nacional dividió las aguas en la sociedad argentina y amenazó con transformarse en una nueva “Resolución 125”. Con una deuda cercana a los $100.000 millones, dividida entre capitales locales y extranjeros, en una primera instancia el presidente Alberto Fernández anunció una expropiación de la firma, pero con el correr de los días empezó a ganar protagonismo Omar Perotti, gobernador de Santa Fe.
Durante varias semanas, la “opción Perotti” fue la apuesta de la Casa Rosada para hallar una solución intermedia entre la expropiación y la intención de la cerealera de solucionar sus problemas puertas adentro. Pero tras varias reuniones, las partes no lograron alcanzar un acuerdo, el gobierno santafesino se retiró de las negociaciones y se diluyó la posibilidad de crear un fideicomiso, una de las opciones que sonaba con fuerza esos días. Hoy este tema continúa sin solución.
La seca
En materia productiva, el año cierra con la incógnita sobre el impacto de la seca en los cultivos de soja y maíz, que según las estimaciones públicas y privadas terminarán por debajo de los números de 2019. En trigo, la falta de agua ajustó el volumen proyectado en 3 millones de toneladas, mientras que el sorgo –de regular desempeño el año pasado- ya es uno de los cultivos estrella de esta campaña.
Incluso se puede decir que las escasas lluvias previstas para los próximos dos meses permiten visualizar una sostenida tendencia alcista en los precios de los granos. La soja a 500 dólares la tonelada deja de ser una fantasía, impensable a principios de este año, y es una posibilidad concreta de cara a la cosecha gruesa que empezará en marzo.
La carne
En este caso lo primero que hay que destacar es que la carne vacuna, un alimento esencial para la población argentina, cierra un 2020 con luces y sombras. En el balance, los números productivos son iguales e incluso superiores al año pasado, tanto a nivel local como en exportaciones. Pero el consuno no repunta y apenas se mantiene en los números más bajos de los últimos diez años, mientras que las ventas al exterior sufren la caída de precios internacionales, tras un comienzo complejo a causa del coronavirus.
Las máquinas
Acá hay una buena, y esto no solo es excelente para los productores que aumentan su capital de trabajo y tecnifican su campo, sino que de esta forma ayudan a mantener los puestos de trabajo de cientos de pequeñas industrias metalmecánicas que fabrican maquinaria agrícola. Hace unos días indicó la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), que las fábricas están cerrando el año con un incremento de 30% en sus ventas respecto de 2019. Y para el próximo año, los fabricantes prevén un mayor ritmo en las ventas.
Finalmente, la mala noticia es la que por estos días se está desarrollando un feroz paro portuario que lleva ya 25 días sin solución. Por lo que las exportaciones de granos están frenadas y no hay ingresos de dólares, esto se da en el medio de la cosecha de trigo y encima se han sumado hasta estibadores y las patronales fluviales. Veremos qué le depara el nuevo año a los productores agropecuarios argentinos, por lo pronto ¡Muy Próspero y Feliz 2021!