Carlos Crotta, destacado empresario bodeguero mendocino, falleció el 14 de abril a los 59 años debido a un infarto, dejando un vacío en la industria vitivinícola y en la comunidad de San Martín, Mendoza. Crotta fue el promotor del vino en damajuana y el «moscato, pizza y fainá».
Carlos Crotta, destacado empresario bodeguero mendocino, falleció el 14 de abril a los 59 años debido a un infarto, dejando un vacío en la industria vitivinícola y en la comunidad de San Martín, Mendoza.
Como tercera generación al frente de Bodegas Familia Crotta, fundada en 1933 por su abuelo José Eduardo, Carlos asumió la dirección de la empresa a los 22 años, tras la muerte de su padre, Carlos Leopoldo. Junto a sus hermanas Claudia y Carolina, consolidó la bodega como un referente del vino de mesa en Argentina, destacándose por su apuesta por la damajuana, un envase que definió como «patrimonio cultural» argentino.
Su visión estratégica permitió a la bodega mantener una producción de 800.000 litros mensuales, adaptándose a las demandas del mercado con formatos como botellas de ¾ y multilaminados, mientras preservaba la calidad que caracterizaba a la marca.
Crotta también fue un pionero en registrar la icónica frase «moscato, pizza y fainá», asociada al maridaje de su vino dulce con la cultura gastronómica porteña, inmortalizada por la banda Memphis La Blusera.
Compromiso social y deportivo más allá del vino
Más allá de su rol como empresario, Carlos Crotta dejó una huella imborrable en la comunidad mendocina a través de iniciativas sociales y su pasión por el fútbol. Fue un impulsor del Centro Educativo de Vendimia «José Eduardo Crotta», creado hace 20 años para erradicar el trabajo infantil durante la cosecha, ofreciendo contención a los hijos de trabajadores golondrinas.
En el ámbito deportivo, se destacó como dirigente del Atlético Club San Martín, donde ocupó el cargo de vicepresidente y colaboró incansablemente para posicionar al club en los primeros planos del fútbol nacional.
Su compromiso con la región también se reflejó en acciones como la introducción de guarderías durante la vendimia y la donación de útiles escolares, gestos que reforzaron el vínculo de la familia Crotta con la comunidad.
Su reciente relanzamiento del Vermouth Crotta Rosso, basado en una receta de 1951, mostró su capacidad para conectar la tradición con la innovación, manteniendo viva la esencia de la bodega.