La historia de John Deere (Capítulo 1)

Estimado lector: A partir de ahora le vamos a entregar en exclusiva, -tal como lo hicimos con la historia de Jerome I. Case-, la historia coleccionable de la empresa John Deere y de su fundador homónimo.

Como acostumbramos, la historia estará contada en capítulos. A esta apasionante historia, en principio le contaremos de forma general y sintética y luego iremos detallando los momentos y personajes más importantes de la empresa hasta nuestros días.

Gracias José Luis Amado -Periodista Agropecuario-

La historia de John Deere, creador del primer arado con hoja autolimpiante con éxito comercial y luego de una de las empresas de maquinaria agrícola más importante del mundo, está estrechamente ligada al asentamiento y desarrollo del medio oeste de los Estados Unidos. Un área que los colonos del siglo XIX veían como la tierra de las grandes oportunidades.

En el libro, “The John Deere Story: A Biography of Plowmakers John and Charles Deere”, escrito por Neil y Jeremy Dahlstrom en 2005, se indica de forma muy clara que John Deere en realidad no «inventó» el primer arado de acero. Aunque sí fue el primero en comercializarlo con éxito. Un logro que ayudó a nada menos que convertir la región del medio oeste americano en el primer granero del mundo.

Neil Dahlstrom dice que John Deere era un hombre testarudo y duro que esperaba resultados inmediatos e insistía en la obtención de la máxima calidad de todo lo que fabricaba. Añade, que Deere no obtuvo el éxito de la noche a la mañana y que su empresa tardó años en evolucionar.

John Deere nació el 7 de febrero de 1804 en Rutland, en el Estado americano de Vermont. John fue el tercero de cinco hijos que tuvo el matrimonio de William Rinold Deere y Sarah Yates.

Oficialmente William Deere figura como desaparecido, aunque hay que decir que varios historiadores coinciden en que el padre de John naufragó en el mar en un viaje que había emprendido a su Inglaterra natal. Por lo que John con solo 4 años y sus hermanos y hermanas fueron criados por su madre Sarah.

Neil Dahlstrom, también indica en su libro que cuando John era aún un niño trabajó para una curtiembre a cambio de un poco de dinero, un par de zapatos y algo de ropa, sin que su madre tuviera conocimiento. Luego, a los 17 años de edad, y ya con la anuencia de su madre, se convirtió en aprendiz del capitán Benjamín Lawrence, un herrero de la localidad de Middlebury, un pequeño poblado ubicado en el condado de Addison, Estado americano de Vermont.

La experiencia del aprendizaje en el oficio de herrero fue una excelente formación para el joven Deere, a quien le pagaban 30 dólares al año. En esta tarea, en la que estuvo durante 4 años de forma continua, también recibía alojamiento, comida y ropa para vestirse. Bajo la tutela de Benjamín Lawrence aprendió otras habilidades, como hacer utensilios de cocina e implementos agrícolas, como cestas de heno y horquillas.

Luego, ya ubicado en el condado Vergennes (Vermont) y con dinero que había pedido prestado, compró una pequeña propiedad para abrir su primer taller de herrería. Mientras trabajaba allí, y a la edad de 23 años, John se casó con Demarius Lamb, de 22 años.

Los inicios del joven Deere en la herrería estuvieron signados por la mala suerte, pues a poco de abrir tu taller este se incendió. Lo increíble es que en un par de meses volvió a montar su taller, pero poco después nuevamente se volvió a prender fuego.


Foto del primer taller de herrería de John Deere.

Estas vicisitudes no lo vencieron y Deere construyó otro edificio nuevo, pero apareció un problema más grave: la economía.

El Estado de Vermont estaba atravesando una delicada situación económica, dado que ese año una plaga había afectado los cultivos agrícolas e incluso se había comenzado a evidenciar agotamiento en las tierras forestales. Esto estaba acompañado por una marcada emigración de los habitantes de la zona hacia el oeste, donde ya era “vox pópuli” que allí había tierras muy productivas y posibilidades de desarrollo, pues estaba todo por hacer.

Ente esta situación y por la amenaza cierta de perder todo por las deudas adquiridas, John Deere decidió buscar mejores oportunidades en esa zona y le vende el taller a su suegro. La región elegida por el herrero fue la ciudad de Grand Detour, en el noroeste del Estado de Illinois. Corría el año 1836 y encima el matrimonio Deere ya tenía 4 hijos y uno más en camino.


La tradición sostiene que este arado, perteneciente a las colecciones del Smithsonian, es uno de los tres primeros arados que forjó personalmente John Deere. (Museo Nacional de Historia Americana)

Así fue que Deere con 32 años de edad dejó su familia y viajó, primero en barco a vapor y luego en carreta, hasta Grand Detour, donde alquiló un terreno y estableció un nuevo taller de herrería. Cabe destacar que en esta nueva ciudad sus servicios estaban en demanda, por lo que a los pocos días de su llegada ya estaba trabajando duro en su forja.

Mientras John diseñaba implementos y herraba caballos para los farmers de la región, escuchó las quejas de estos sobre las dificultades para arar la dura tierra de las praderas. Ocurría que los arados de hierro fundido que estaban siendo hasta ese momento utilizados no eran prácticos en ese suelo pegajoso, que se adhería en la reja del arado lo cual obligaba a frecuentes paradas para su limpieza.

Deere pensó que el problema podría resolverse si el arado tenía una determinada forma y más aún si esa superficie estaba adecuadamente pulida. Cuenta la historia que un día, mientras visitaba un aserradero, vio una hoja de sierra rota y le preguntó al propietario si podía llevarla. De regreso a su taller, usó la hoja obsequiada para hacer un arado que se “autolimpiaría” al trabajar en la tierra.

Si bien el arado original solo podía hacer una fracción del trabajo que los agricultores pueden realizar con el equipo moderno de labranza, en ese momento era de alta tecnología.

Las pruebas realizadas en 1959 por el curador Edward Kendall de la Smithsonian Institution de un arado original John Deere de 1838 revelaron el innovador material y el diseño de esos primeros arados de Deere. El historiador Wayne Broehl, Jr. explicó que «Deere debió haber pensado mucho en la forma y en la curva especial de su vertedera, ya que sus contornos exactos determinarán qué tan bien se voltearía el suelo después de la acción. Había hecho el corte».

Después de que introdujo el arado en 1837, los agricultores acudieron en masa al taller de Deere para comprar su nueva y notable herramienta. John Deere había logrado lo que no habían resuelto aquellos que vendían los toscos arados con ásperas hojas que no eran adecuadas para el suelo húmedo y pegajoso del medio oeste. El arado de John se deslizaba con menor esfuerzo animal y realizaba un mejor trabajo en esas praderas.


Reproducción de un arado John Deere de 1837, exhibido en el John Deere Pavilion (Museo JD) ubicado en Moline.

Finalmente, Deere llevó a su familia a Grand Detour mientras su negocio prosperaba. Al principio, sus arados fueron una actividad secundaria, pero luego los convirtió en el centro de su negocio. De esta forma, John Deere el herrero se convierte en John Deere el fabricante. Distintas fuentes indican que fabrica 10 arados en 1839, 75 en 1841 y 100 en 1842.

John Deere fue un emprendedor incansable, un industrial exitoso y un prolífero padre de familia. Con su esposa Demarius Lamb, tuvieron 9 hijos. Fue administrador universitario, fundador de un banco, presidente del Banco Nacional de Moline, director de la biblioteca pública de esa ciudad, además de alcalde, bombero voluntario y un hombre afín a la política, entre otras actividades.

En 1843, Deere ordenó un envío de acero laminado desde Inglaterra. Dice James M. Swank en su libro «Historia del hierro y el acero en todas las épocas», que “La primera plancha de acero para arado que se laminó en los Estados Unidos fue laminado por Wni. Woods en la fábrica de acero de Jones & Quigg y enviada a John Deere.»

Esta posibilidad de obtener un material de calidad excepcional, le permitió a Deere expandir su negocio y, tres años más tarde, pudo obtener acero fabricado según sus propias especificaciones en fábricas de Pittsburgh, Pensilvania.

Para 1846, John Deere y su socio Leonard Andrus habían construido más de 2000 arados, pero Deere consideró que las opciones de transporte en Grand Detour, tanto para recibir materiales como para enviar arados prefabricados, eran inadecuadas.

En 1848, Deere y Andrus disolvieron la sociedad. Como ambos planeaban continuar construyendo arados, dividieron sus territorios de ventas: Deere se asignó el territorio del oeste americano; Andrus, el del este. Deere esperaba que los estadounidenses se movieran hacia el oeste. El descubrimiento de oro en California, ese año, ayudó con esta migración.

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John Deere

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