«Estamos viviendo una de las mayores catástrofes de la lechería»

Marisa Boschetti pasó de tener tres tambos a uno solo tras las sucesivas crisis. Pero advierte que la actual es la más severa por el clima y las políticas.

Marisa Boschetti es tambera y produce justo a mitad de camino del lado más extenso que conforma el imaginario triángulo lechero que tiene como vértices a Villa María, Rafaela y San Francisco. Es la cuenca más poderosa de esa producción en Sudamérica, aunque desde hace tiempo viene sufriendo los efectos del adverso clima y las decisiones en política económica y productiva.

El campo de Boschetti está al Este de Las Varillas, en Alicia, departamento San Justo, a pocos kilómetros del límite con Santa Fe. Es un pequeño tambo con 60 vacas en ordeñe y admite que está en la primera línea de cierre ante la tormenta que se agravó en los últimos meses. El golpe de gracia puede ser el Dólar Soja 3 que el miércoles anunció el ministro Sergio Massa y que tendrá como efecto colateral un nuevo incremento en los costos de alimentación de los rodeos. Mejora el valor de la soja, que es lo que se destacó en los anuncios al otorgarle un tipo de cambio a $300, pero eso mismo encarece el alimento de las vacas. Los tamberos ya saben lo que les espera porque lo vieron con el Dólar Soja 1 y 2.

Boschetti explicó cómo es resistir con un pequeño rodeo en ordeñe dentro de la cuenca lechera más potente del país y luego de tres Niñas consecutivas. Sabe, además, de qué se trata cerrar un tambo: llegó a tener tres, junto a su marido, y hoy está tratando de sostener el último que le queda.

“Tengo un tambo chiquito con 60 vacas de producción sobre un total, sumando secas, vaquillonas, terneras en recría, de 140 animales. Estamos produciendo en estos momentos muy poco, apenas 800 litros diarios. La sequía nos golpeó muy fuerte y la verdad que estamos sobreviviendo, intentando salvarlo. Porque hoy estamos sacando de otro lado, de otras producciones, pidiendo ayuda a mi familia que tienen otras actividades para que colaboren para poder sostener el tambo y no tener que venderlo en estos momentos que sería además muy difícil porque hoy no tiene precio”, contó la tambera.

¿Cómo es eso?

Es que la vaca se vende actualmente a un precio muy por debajo de lo que era hace un año o un año y medio atrás. Sí lo que vendo son los terneros machos porque no puedo alimentarlos, no hay alimentos; los vendo al precio que sea para no tener una carga más en esta situación. Estoy intentando aguantar todo lo que es vaquillona y terneras de recría porque tenía proyectado ir agrandando de a poco el tambo. Quería que este año ingresaran otras 25 o 30 vaquillonas a producción que están preñadas y van a parir a partir de mayo. Y la idea era sumar un lote todos los años.

Para los tambos no sólo fue seca, fueron también las olas de calor lo que golpeó a la producción…

La temperatura influye en la caída de producción de las vacas, pero al no tener alimento disponible, porque la sequía se llevó puesto todo y en realidad veníamos del año pasado con un cuadro difícil, se agravó. No llegamos con reservas y la situación de este año nos desestabilizó. Sabemos que la vaca de tambo necesita muy buena alimentación para que no pierda estado y litros de producción. Pero en estos momentos se le da lo que se puede y se consigue. Tampoco es que se consigue tanto alimento a un precio que podemos pagar. Intentamos comprar lo que se puede y muchas veces se baja la calidad. Yo venía dando concentrados muy específicos, de muy buena marca, que hacía años que trabajaba, pero por el precio tuve que cambiar, dar uno de menor calidad. Y si bien estoy dando muy buen balanceado, la producción cayó porque no lo puedo complementar con otros productos que debería para mantener un promedio de litros como llegué a tener en invierno, cuando ordeñamos 1.500 litros diarios.

Hoy producen casi la mitad…

Sí, estamos casi en la mitad y cayendo. Porque ya no hay qué dar de comer. Di alfalfa, compré algo de picado de maíz, mientras intenté juntar algo de lo que sembramos y que está malo, fue lo que la seca permitió crecer. En estos días lo vamos a juntar y veremos hasta dónde podemos ir aguantando la situación.

¿Sembraron maíz?

Sembramos maíz y sorgo. El sorgo prácticamente se perdió. El maíz de primera lo hice pastorear, le largué las vacas porque no valía la pena picarlo; y hay algo de maíz de segunda. La soja que sembró mi marido para su producción, que tampoco vino bien, la vamos a usar para hacer algo más de reserva.

Del otro lado de la ecuación está el valor que reciben por cada litro de leche entregada…

Exactamente. Estamos en un momento en que el costo de producción, por todo lo que dijimos como consecuencia de la seca, escaló muy fuerte. Siempre hay que comprar alimento, pero ahora aumentó todo y el litro de leche quedó muy desfasado.

¿Cuánto reciben por cada litro que entregan?

En febrero fueron 74 pesos por litro de promedio. Y en marzo, si bien hay números que están rondando por encima de los 80 u 82 pesos, no hay nada seguro ni industrias que hayan fijado un precio hasta ahora.

Ese es otro problema, cobran mucho después y la entrega de la leche es sin saber el valor que van a recibir…

Sin dudas que ese es otro problema. Entiendo que a la industria le cuesta hacer su negocio con la comercialización, pero a nosotros financieramente los 45 días que pasan desde que empezamos a entregar hasta que cobramos, nos complica muchísimo. Es muy alto el costo que tenemos que pagar. Porque además ya no tenemos más el financiamiento que teníamos para comprar pellets de soja, balanceado, rollos, lo que sea. La inflación fue agravando cada vez más la situación y hoy los insumos al productor ya no tienen financiación, no hay plazo; es prácticamente de contado. Por eso es cada vez más difícil llegar y sostener la producción.

En ese marco, los tambos más pequeños son los que están en la primera línea de caída…

Sí, claro. El tambo, hasta 2.500 litros, es el más vulnerable. El nuestro de 800 está en la zona de desaparición. Si bien hoy vemos que todo el sector está complicado y en algunas ocasiones la escala también puede ser un factor perjudicial en estos contextos. Porque un tambo de gran escala no puede hacer lo que hicimos nosotros que fue largar las vacas a pastorear un maíz de primera; volvimos a un sistema más tradicional y no tan intensivo. Eso es mucho más difícil cuantas más cabezas en producción tenés. El costo de alimentos es tan alto que todos los productores están haciendo malabares para sostener esta situación tan difícil. Pero sí, sabemos que el chico es el más vulnerable y el que antes va a cerrar, a pesar de que le ponemos todo lo que podemos, pero tampoco tenemos muchas oportunidades para amortiguar el impacto.

¿Se ven cierres de tambo?

Hay casos en muchas zonas, en la cuenca de Buenos Aires, de Entre Ríos, en Santa Fé y en algunas regiones de Córdoba. En nuestra zona todavía podemos resistir y no porque tengamos más pasto, porque la verdad es que estamos bastante golpeados todos. Es una zona bastante compleja, en un final de cuenca y las tierras para la agricultura no son tan benévolas. Ponerse a hacer agricultura cuesta mucho y entonces es más ganadería o tambo. Y seguimos para adelante como podemos. Pero alrededor de Villa María o al norte de San Francisco hay cierres y es muy preocupante. Esos casos son de las primeras víctimas de las medidas que el Gobierno tomó sin evaluar las consecuencias que iban a tener. Y sin generar las herramientas para amortiguar ese golpe que los tambos iban a recibir.

Para las dos versiones anteriores del dólar soja, el Gobierno anunció medidas con el Impulso Tambero, ¿qué pasó con eso? ¿Sirvió?

Siempre digo que las ayudas no se pueden criticar y pienso que se hace un esfuerzo por presentar un programa, pero en este caso no llegó a tiempo, porque recién se liquidó la primera cuota y esperamos la segunda para este mes. No ayudó nada porque el precio de los insumos y alimentos subieron fuerte desde que se anunció el programa a comienzos de enero o desde que se lo pensó en noviembre. Quedó desfasado a lo que realmente se necesita hoy.

¿Y el dólar soja 3?

Si lo ponemos en contexto hay que decir que va a durar casi dos meses, eso es mucho más tiempo que los anteriores y entonces es más tiempo de sobreprecio de alimentos y demás. Puede ser el golpe de gracia para que muchos productores tamberos decidan cerrar. Se preveía un cierre importante de tambos por toda esta situación que veníamos viviendo de clima más medidas del Gobierno. Ahora con un dólar soja 3 ese número puede ser más grave aún. Se hablaba de que un 15 o 20 por ciento de los tambos estaban en riesgo y con esto pueden ser más todavía.

Una catástrofe…

Sin dudas. Es una catástrofe lo que está viviendo hoy el sector tambero. Y por ahí uno escucha que los productores tamberos nos estamos quejando y que siempre nos quejamos del precio, pero al precio lo podemos ir acomodando, piloteando porque se terminan vendiendo terneros o lo que sea y vamos compensando. Pero hoy ya no hay forma porque ni vendiendo el tambo podés acomodar los números de un negocio que lleva más de 20 meses de pérdida y que es lo que muestran los estudios elaborados por el Inta, no las entidades del campo o los propios tamberos. Lo está mostrando un organismo que realmente es muy confiable para sacar los costos de producción. Entonces, todo ese tiempo de una ecuación negativa y en los últimos seis meses tolerar la implementación de tres ediciones de dólar soja ya es demasiado y directamente va a empujar al cierre a buena parte de los tambos.

Eso será menos producción a futuro…

Sin dudas que habrá menos producción porque algunas vacas de esos tambos que cierran pueden terminar en manos de otro productor, pero ese porcentaje es mínimo. Ya no es como en otros momentos en los que un productor vendía su tambo y se lo terminaba comprando otro que decidía ampliar su producción. Hoy nadie tiene pasto, nadie tiene alimentos, y el costo es tan alto que nadie va a comprar esas vacas productoras de leche.

¿Y entonces?

Entonces esas vacas mayormente se van al frigorífico, se van a faena. Por eso cuando uno comienza a analizar la situación es cada vez más terrible. No tengo dudas que es una de las catástrofes más grandes que vivió la lechería en el país. Fuente: Tranquera Abierta – puntal.com.ar

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